30 sept 2012

Después de haber leído “Moon River” me acerco a la estantería y sin demasiado esfuerzo las manos y los ojos en perfecta armonía se posan sobre: “Al sur de la frontera, al oeste del sol” de Haruki Murakami. Cojo  el libro lo abro y como siempre está lleno de apuntes en lápiz, bolígrafo o subrayado en color fosforito (un desastre). Palabras que de alguna manera me hicieron reflexionar, enternecer o llorar y alimentaron mi alma. Elijo una página al azar y esto es lo que leo:
“Pude ver mi rostro reflejado en sus pupilas. Y detrás, como siempre, aquel manantial tan profundo que parecía no tener fondo. Aún recordaba vívidamente lo que había visto aquel día en el fondo de sus pupilas. Un espacio de hielo y tinieblas que parecía un glaciar en las entrañas de la tierra. Un silencio profundo que absorbía los ecos sin dejar que afloraran jamás en la superficie. Aparte de ese silencio, no había nada más…. Esto es la Muerte pensé”
Leyendo a Haruki Murakami descubrí a Franz Liszt (Sueño de amor) al que va haciendo referencia en su novela. Verdadero placer para los sentidos.

Ha empezado a llover, será una tarde gris, mantita, sofá y libro.




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